O te subes al carro o caducas
El domingo por la noche vi el germen de la acampada en Sol; estuve un momento escuchando las instrucciones que les daba un chico a unos veinte jóvenes que esuchaban sentados en el suelo. Me sorprende ver la dimensión que ha cobrado todo esto. Algo de razón debían tener. Mucha razón deben tener. Tenemos toda la razón, qué carajo. Y es que, se mire como se mire, el futuro siempre es de los jóvenes, digan lo que digan, para bien o para mal, pese a quien pese, caiga quien caiga: es impepinable ley de vida. Confío en la buena educación de los acampados, en su vasta cultura y, concretamente, en sus profundos conocimientos de historia política. Y recalco esta confianza porque he visto en Sol a algún que otro personaje de cuidado (tipo cretino arrogante, iluminado emporrado muy trastornado, niño de papá amargado...) micrófono, pancarta, cervecita o empanada en mano, que pueden echar al traste todo esto. Hay de todo allí. Pero mantengo mi confianza porque los acampados están bien organizados,