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Mostrando entradas de noviembre, 2005

En donde estés

Pienso que tu no lo entiendes y no haces por intentar entender que loco me estoy volviendo de amor. Pienso que tú, vida mía, no quieres tenerme tan cerca de ti. Me duele pensar que eso te haga feliz. No me dejes solo, no me hagas sufrir. En donde estés te deseo. En donde estés te espero. En donde estés, cariño te quiero otra vez. Ahora que sé que no estás, me pregunto si tú me recuerdas a mí; yo paso el día pensando en tí. Dime si vas a volver o tan sólo si vas a dejarme vivir; Sin tus caricias prefiero morir. No me dejes solo, no me hagas sufrir. En donde estés te deseo. En donde estés te espero. En donde estés, cariño te quiero otra vez. Pienso que tú me conoces y sabes que solo muero por tí; yo solo canto por verte reír. (Pereza, "Algo para cantar", 2003)

Lobo solitario

Siento no haber escrito nada estos días. Sé que hay gente que espera que lo haga, si no, apuntaría todas estas historias en papel y las guardaría en mis diarios, como he hecho siempre. No. Esta vez la pereza no se ha vuelto a adueñar de mi cuerpo y mi cabeza. El vacío creativo se debe a que esta semana he perdido a mi musa, y no logro encontrarla. Creo que la he perdido para siempre. Es increíble lo importante que es tener a alguien en la vida para tirar adelante. Humildemente (novedad en este blog), decido tragarme toda mi sutil arrogancia y mi fina chulería y seguir tirando como un lobo solitario, lo que he sido siempre, en este oscuro bosque perdido en la montaña... Tengo frío.

El gesto

Lo único que hoy logra despegarme de las cuerdas de mi guitarra es el teclado sobre el que escribo. Juan tiene esta tarde una entrevista de trabajo. Ha quedado con un empleado del periódico en el que quiere trabajar. Tras una hora de espera, aparece el conejo de Alicia, un señor de unos 50 años, pelo canoso y alborotado, barriga de vividor y un repelente aliento a vinazo. El tipo, un tal Iñaki, se muestra muy apresurado; decide llevar a Juan a un bar y hablar mientras toman unas cañas. Una vez acomodados en la barra y, sin ser consciente, Juan comienza a sumar puntos: Bebe alcohol con sutil avidez, se muestra a gusto en el bar, sonríe con seguridad; no habla demasiado pero clava todas las respuestas. Por momentos, cambian los papeles y Juan toma el mando de la entrevista. Iñaki tartamudea: "Vamos a ver, tú ya sabes de qué va esto, ¿verdad? Es decir, digamos...". Todo va sobre ruedas hasta el final. El final: Eso que hace que una película horrible se convierta en una joy

Sweet

Ya. Sé que es extaño encontrarse a alguien en un bar que no piensa sólo en ligar. Lo sé. Soy "difícil", "inaccesible", oscuro, fantasmagórico... ¿Pesimista? Quizá no atravieso mi mejor momento. Pero me sigue gustando conocerme a través de gente que piensa y dice lo que piensa. Yo sigo dándole a la guitarra, y cada vez con más ganas.

Noche

Al principio era la nada, la oscuridad, la noche... Hasta que surgió la luz, y con ella el caos. En la noche estuvo el principio de todo, y en ella está el final. La luz huye de la noche y en su veloz fuga nos ciega. El miedo a la oscuridad es miedo al autoconocimiento, y a descubrirse solo, solo, solo... Sólo en la noche está la verdad, de la que nacemos y a la que volvemos, paulatim .

Serás aun la misma

Mientras todos comen sus pastillas, mientras juran de amor y al tiempo olvidan. Mientras da vueltas el reloj y coge fuerza esta canción, ¿serás aun la misma? Mientras voy del ingenio a la tontería, mientras te llama ese chico porque yo no estoy. Mientras dudas si deberías, mientras vuelan los buitres alrededor, ¿serás aun la misma? Mientras tu padre te llama bala perdida, mientras no tengo dinero ni garantías. Mientras espera tu mamá que aproveches tu vida, ¿serás aun la misma? Mientras voy de tajo en tajo, mientras me busco la vida y todo huele a fracaso y el mundo no escucha ni mi voz. Mientras salen las melodías, mientras todos me dicen que no, que no, ¿serás aun la misma? Mientras lo único que pasa es que... no pasa nada... Cuando se acaban las palabras, cuando todo esto se termina, ¿serás aun la misma? (Pereza, "Pereza", 2001)

Sueños eróticos

Hablando con una amiga y meditando luego un poco, he observado algo curioso: Desde que dejé la religión no tengo sueños eróticos cuando duermo... Ahora los tengo despierto.

De putas

Este lunes (de puente), cuando volvía a casa de mis padres, en Logroño, después de salir, me encontré con Mateo, un antiguo compañero de clase. Eran más de las seis de la mañana. Había sido una larga y divertida noche. Mateo iba acompañado por una cuadrilla de amigos de su pueblo, algo mayores ya. Caminaban hacia mi casa, me mezclé con ellos y empezamos a hablar de mil cosas y a reírnos de todo. A medio camino, Luis, uno de los chicos, con mirada nerviosa, me dijo que iban a casa de "una chica", y que fuese con ellos. Me pareció bien, siempre que no me desviasen mucho de mi camita. No habíamos andado mucho cuando paramos en un portal y alguien llamó al portero automático. Tras identificarse como vecinos del pueblo del que habían venido, la puerta se abrió. Subimos sólo un piso, entre constantes reclamos de silencio por parte de alguno de los chicos. Comencé a sentir una excitación extraña en mis compañeros de visita, así que pregunté a Mateo a dónde íbamos. Él, también nervio