Monstruos
Con los pitos a Piqué me ha parecido entender mejor de dónde surge el independentismo catalán. Nos quejamos, y con razón, de la cerril y trasnochada absurdez catalanista, pero nos cuesta más (a mí el primero) percibir y censurar el rancio sentimentalismo fascistoide español, de similar textura, o más arrugada, dada su mayor antigüedad. Y es que se parecen mucho ambos fenómenos, tanto como si fueran padre e hijo. Un hijo que huye de un padre aterrador y que acaba convirtiéndose en un monstruo igual o peor. Acabemos ya con los engendros nacionalistas, antes de que lo devoren todo.