Cristiano, o deus!
El fútbol puede ser muchas cosas diversas, a menudo contrapuestas. En esencia no es bueno ni malo. Se dice de todo, pero quien lo critica negativamente lo suele hacer mejor. ¿Por qué? Porque es más fácil destruir (obvio). Y porque fundamentalmente es un sentimiento, como lo son las creencias, los nacionalismos o cualquier otro asunto que brote de ahí abajo. No hay argumentos: o se quiere o no. ¿O sí los hay?
Es un hecho que el fútbol está asociado a violencia y mucha estupidez. Pero el fútbol no es la causa, es sólo el escenario. La violencia y la estupidez lo son de las personas que no saben controlar sus impulsos. A mí el fútbol me enamora, me relaja, me da descanso y me enseña a ser mejor persona: por ejemplo, cuando veo lecciones de templanza y superación tan soberbias como la que dio Cristiano Ronaldo el pasado sábado. Para mí este tipo refleja todos los valores que los antiguos griegos asociaban a sus dioses, y eso me gusta, y me pone, y mucho. En la Grecia clásica se construyeron templos para recordar las gestas de héroes gigantes muy similares en aspecto físico y en valores a lo que hoy podemos observar en Cristiano Ronaldo.
Yo no le voy a construir un templo, ni me arrodillo ante él, ni mucho menos. Espero no ser nunca tan cateto. Pero agradezco muchísimo su existencia, porque me hace entender un poco más por qué la sociedad necesita de referentes así para prosperar. Los antiguos griegos (y Roma más tarde) nos enseñaron a leer, a escribir, a dibujar y a esculpir a través de los relatos de las gestas de Aquiles, Ulises, Agamenón, Ájax, Hércules.. . Y seguramente éstos ni existieron: fueron inventados (hecho más o menos criticable) para crear referentes, para unir en una a todas las polis griegas, para construir una gran nación, para crear lo que tiempo después sería un imperio (Roma), y lo que hoy es o pretende ser Europa: unidad y prosperidad.
Cristiano Ronaldo es un referente similar (capaz de fundamentar un imperio), pero además existe, es de carne y hueso y, lo más alucinante, es presente, podemos verlo. Y no basa su gloria (su inmortalidad) en cortar cabezas de troyanos, ni de moros... Simplemente entrena, entrena, entrena... y corre más que nadie y mete más goles que nadie, y los celebra con un grito ensordecedor, con un gesto arrogante, soberbio, divino, como los héroes clásicos. Seguramente nunca en la historia de la humanidad ha existido un dios tan real.
Los dioses son modelos creados por el hombre débil y malogrado para motivarse en la lucha del día a día, para creer en un futuro mejor, para crecer como personas. Hay muchos tipos de dioses. Si yo necesitase creer en uno, creería en Cristiano Ronaldo.
Temas relacionados:
CR Coloso (22-2-2010)
La sociedad quejumbrosa (26-1-2010)
Es un hecho que el fútbol está asociado a violencia y mucha estupidez. Pero el fútbol no es la causa, es sólo el escenario. La violencia y la estupidez lo son de las personas que no saben controlar sus impulsos. A mí el fútbol me enamora, me relaja, me da descanso y me enseña a ser mejor persona: por ejemplo, cuando veo lecciones de templanza y superación tan soberbias como la que dio Cristiano Ronaldo el pasado sábado. Para mí este tipo refleja todos los valores que los antiguos griegos asociaban a sus dioses, y eso me gusta, y me pone, y mucho. En la Grecia clásica se construyeron templos para recordar las gestas de héroes gigantes muy similares en aspecto físico y en valores a lo que hoy podemos observar en Cristiano Ronaldo.
Yo no le voy a construir un templo, ni me arrodillo ante él, ni mucho menos. Espero no ser nunca tan cateto. Pero agradezco muchísimo su existencia, porque me hace entender un poco más por qué la sociedad necesita de referentes así para prosperar. Los antiguos griegos (y Roma más tarde) nos enseñaron a leer, a escribir, a dibujar y a esculpir a través de los relatos de las gestas de Aquiles, Ulises, Agamenón, Ájax, Hércules.. . Y seguramente éstos ni existieron: fueron inventados (hecho más o menos criticable) para crear referentes, para unir en una a todas las polis griegas, para construir una gran nación, para crear lo que tiempo después sería un imperio (Roma), y lo que hoy es o pretende ser Europa: unidad y prosperidad.
Cristiano Ronaldo es un referente similar (capaz de fundamentar un imperio), pero además existe, es de carne y hueso y, lo más alucinante, es presente, podemos verlo. Y no basa su gloria (su inmortalidad) en cortar cabezas de troyanos, ni de moros... Simplemente entrena, entrena, entrena... y corre más que nadie y mete más goles que nadie, y los celebra con un grito ensordecedor, con un gesto arrogante, soberbio, divino, como los héroes clásicos. Seguramente nunca en la historia de la humanidad ha existido un dios tan real.
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