Igualdad degenerada

"Todo el mundo quiere ser Cary Grant. Incluso yo quiero ser Cary Grant" (Cary Grant)

En la película 'Atrapa a un ladrón' hay una escena en la que John Robie, 'El Gato' (Cary Grant) le pega un bofetón a una mujer después de que ésta le insulte y acuse falsamente de haber matado a su padre. La escena tiene lugar en el entierro, ante numerosos familiares y amigos del difunto. Ella no solo culpa de la muerte y deja en ridículo a John Robie, sino que, además, miente con descaro.

Tras propinarle el bofetón, nadie sale en defensa de la mujer, que queda fuera de plano. Hay tensión, pero nadie reacciona ostensiblemente ante la agresión; simplemente observan a John Robie, que abandona la escena tranquilamente.

Reconozco que he sido el primero en sorprenderme. Hoy una escena así tendría una repercusión muy distinta en una película y también en nuestra realidad social. Está mal visto que una persona pegue a otra, pero está peor visto que un hombre pegue a una mujer. Si es la mujer la que pega al hombre, se mira de forma distinta, seguramente con mofa. Si se pegan dos mujeres, habrá quien disfrute del show.

¿Dónde está la igualdad? ¿Por qué hoy en día influye el sexo cuando se juzga a una persona que ha pegado a otra? Aborrezco la violencia física pero, a veces, como me ha ocurrido al ver esta escena,  tengo la sensación de que algo o alguien me ha sorbido un poco el cerebro. Siempre he sido un gran defensor de la igualdad entre sexos, pero últimamente he conocido un fenómeno profundamente violento, irracional y exasperante (de los que te abren los ojos) que se da entre mujeres (y algún hombre) que han llevado al radicalismo los postulados feministas. Hay quien lo llama hembrismo.

Con todos los respetos al feminismo y a sus importantes logros, creo que en la lucha de la mujer por la Igualdad, nos podemos estar pasando al extremo contrario, sin darnos cuenta: 'Cuando el tonto sigue la linde, la linde se acaba y el tonto sigue'.

Evidentemente siguen existiendo hombres machistas, y los va a seguir habiendo, lamentablemente. Y, por consiguiente, tiene que seguir esa lucha. Pero ojo, hay mujeres que por rencor, por estar deprimidas, o tristes, o por lo que sea, confunden su día a día con una especie de mortal kombat constante y profundamente violento contra el hombre que no les baile el agua constantemente. Un respeto, por favor.

Pero lo más sangrante tiene lugar entre estas mujeres feministas radicales o hembristas y las no feministas. Las primeras parecen creer que fuera del feminismo no existe mujer que no sea víctima de machismo en mayor o menor medida.Y es que "una relación 'normal' es machista", dicen. Lo apropiado es el feminismo, o dicho de otra forma: ser normal es ser machista, ya que vivimos en un mundo machista. Así pues, este tipo de  feministas (hembristas) se dedican a abrir los ojos a esas 'pobres mujeres' que son víctimas de micromachismos sin saberlo. Sí, micromachismos, ojo al término (rebuscado): se trata de una especie de pequeña falta que no puede catalogarse como machismo; pecata minuta, en definitiva, pero que también subyuga a la mujer; no a todas, obviamente.

Huelga decir que el micromachismo es algo muy subjetivo. Así pues, en un mundo cada vez menos machista, las feministas más afectadas justifican su razón de ser buscando y rebuscando machistas entre la basura, o hurgando micromachismos reales o ficticios en sus propias narices. Así, pues, el feminismo hembrista atrae al machismo o, más bien, gusta de convivir con él, e incluso, cuando no lo encuentra, lo inventa o lo crea. No niego la existencia del machismo, ni lo justifico, ni lo defiendo: insisto en esto porque por mucho que lo repita, habrá quien malinterprete este texto. Todo tiene un límite, señoras.

Vuelvo a la violenta escena inicial: Una persona que miente (inventa) y deja en ridículo a otra se lleva un bofetón. Merecido o no, nada justifica un acto violento, pero tampoco una denuncia falsa. ¿Es violencia de género el bofetón de John Robie? Evidentemente no. ¿Es machista John Robie? Evidentemente no. Espero que algún día lleguemos a un grado de igualdad y honestidad tal que nos resulte igualmente desagradable observar un acto violento (físico o verbal), sea la víctima del género que sea. Y espero también que la pena para el agresor, sea hombre o mujer, también sea la misma. Es decir, que si un hombre pasa una noche en la cárcel cuando su mujer lo denuncia, también ocurra lo mismo en el caso contrario, y que la pena sea la misma en el caso de una denuncia falsa. Se acabó lo del sexo débil. Igualdad, que de eso se trata, ¿no? Y menos cuentos.






Comentarios

  1. Como en todo, creo que los límites se encuentran en lo razonable. Creo que nadie tiene problema en reflejar la violencia como un problema en las relaciones de determinadas parejas. Por eso el cine tiene digamos determinadas "licencias" para reflejar esta realidad. Influye mucho la gratituidad de la escena, el cómo se aproxima hacia ella el director, digamos el punto de vista. Hay películas, como el club de la lucha, que acaban convirtiéndose en una apología de la violencia por una mala dirección. También es verdad que no se veía con los mismo ojos dar un cachete a la parienta en los años cincuenta que ahora. Por suerte hemos progresado y la sociedad no tolera el maltrato a las mujeres. Eso no quiere decir que todas las cruzadas feministas tengan sentido y que nunca ocurran injusticias y abusos de esta nueva situación. O tonterías como la feminización del lenguaje (vascos y vascas) y sus dos hijas bastardas, la visibilización y la concienciación, que es como hacer que te importa algo sin poner nada de tu parte para solucionarlo. Como en todo seguiremos haciendo ajustes hasta encontrarnos más cómodos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El circo del odio

El sentido natural de la Navidad

El demonio ha muerto... cuidado