Sueño de Año Nuevo

 


Es la una de la madrugada del ya recién iniciado año 2025. Pese al frío, Zaida, una joven marroquí de unos 25 años, toca y zarandea su teclado en uno de los emplazamientos más bonitos de Madrid: el punto en el que la Gran Vía brota, como la rama de un árbol, de la calle de Alcalá, frente a la fuente de Cibeles.

Zaida está en la sombra que crea el edificio Metrópolis en obras, pero su música inunda totalmente la escena y no pasa desapercibida paro los viandantes que siguen bajando todavía desde la Puerta del Sol, después de las campanadas. Nos felicitamos el año, se toma un descanso para atenderme y hablamos durante un par de minutos. Le pregunto cómo aguanta ahí sentada y tocando con el frío que hace. Yo estoy congelado. "Me gusta la música", responde. En los siete años que lleva en Madrid se ha buscado la forma de ganar algo de dinero para poder estudiar piano.

Esta noche ha recaudado ya una buena cantidad: Está contenta, pero quiere apurar un poco más antes de coger el metro para volver a Aluche, su barrio. Allí seguirá estudiando y mejorando su técnica con el piano, y soñando con llegar a ser una gran pianista, y poder tocar en un futuro en un lugar más calentito, quizá en uno de los salones del edifico al que hoy da la espalda, o quizá en el Auditorio Nacional y otras salas de conciertos, ¿por qué no? Zaida tiene voluntad y talento para eso y mucho más. 

De nuevo feliz 2025, y hasta pronto.

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