Antonio
Jersey blanco, jeans oscuros, botas marrones. Todo le queda grande menos la música. Antonio en Madrid, poeta abanderado, leyenda viva. Mirada caída y tímida. Delgado y frágil, llena el escenario. Sus manos juguetean hábilmente con la guitarra mientras su cabeza descansa sobre su pecho. Espíritu salvaje. Queda mucho Antonio.
Canciones nuevas con esencia de otra época, música de ayer que abarrota Clamores de gente de hoy, muy de hoy. Extasiados ante el maestro de melodías, miran, escuchan, tararean, cantan, bailan y, al final, aplauden, se levantan. Piden otra, otra, otra, y Antonio, fiel sólo a su gente, responde, y lo hace a lo grande, con su obra maestra, su himno eterno. Cuando le falta la voz, cantan ellos: no se acaba la música.
Alma de acordes, no descansa. Su indomable musa no le deja dormir. Y Antonio, complaciente, accede a seguir creando, y a seguir ahí, donde empieza y acaba todo. La música es todo para él, porque él es la música.
Canciones nuevas con esencia de otra época, música de ayer que abarrota Clamores de gente de hoy, muy de hoy. Extasiados ante el maestro de melodías, miran, escuchan, tararean, cantan, bailan y, al final, aplauden, se levantan. Piden otra, otra, otra, y Antonio, fiel sólo a su gente, responde, y lo hace a lo grande, con su obra maestra, su himno eterno. Cuando le falta la voz, cantan ellos: no se acaba la música.
Alma de acordes, no descansa. Su indomable musa no le deja dormir. Y Antonio, complaciente, accede a seguir creando, y a seguir ahí, donde empieza y acaba todo. La música es todo para él, porque él es la música.
Interesante el conierto, xo no creas saberlo todo, los ha dado incluso mejores.
ResponderEliminarseguro q los ha habido mejores
ResponderEliminarel koncierto es la representación gráfica del alma del cantante
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