Sonrisas y falsedad

Nunca o rara vez he malgastado una sonrisa. Cuando no me sale, no me sale, y punto. Siempre me han sorprendido esos presentadores de televisión, esos actores de publicidad, esos políticos, y esa gente de la calle, o conocidos que te sonríen sin motivo. No debo de ser simpático, porque a mí no me sale con esa facilidad. Quizá de aquí vino mi fama de borde, de tipo serio... Inmerecida, injustísima. Simplemente no me sale, y no por eso dejo de ser un tipo alegre, o dejo de estar contento en un momento determinado.

Y me gusta ser así. Con el tiempo he comprendido el problema. No hay problema. O el problema es de quienes no comprenden que por no sonreír uno no está a gusto, de quienes sonríen sin motivo, o por quedar bien, o por "poner buena cara". Por ser falsos, en definitiva. Lo entiendo si se trata de actores: es su trabajo. Pero me cansa la gente que hace de su vida una gran obra de teatro. Y también me cansa que me lo exijan: es el colmo del asunto. Yo sonrío poco, cuando me sale. Otros sonríen demasiado.

Obviamente me gusta que la gente sonría. Me gusta la gente alegre, pero yo practico una alegría sobria, serena. Y pido respeto. No quiero que nadie sea falso conmigo. Yo no lo seré contigo. Míralo por este lado: si te sonrío, es de verdad. Tengo una sonrisa demasiado bonita como para malgastarla.

Comentarios

  1. Mira, te pasa como a mí con la conversación banal. Yo sin embargo uso a veces la sonrisa como barrera.

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