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Mostrando entradas de 2012

Creer, crear y el anuncio de los mayas

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"Crede ut intelligas; intellige ut credas" (San Agustín) Se ha hablado y se ha escrito muchísimo sobre este 21 de diciembre de 2012, día del fin del calendario maya, luego fin del mundo, de los tiempos, o de algo así, más o menos poético. Pero parece una noche más, de un día más. ¿Se ha dicho algo de la hora exacta, o más o menos? Bromas a parte, yo sí creo en un fin, y en un inicio de algo, en un cambio. Lo creo porque creo en ello, porque quiero creerlo y al creerlo lo creo . De igual modo que creo que hablo con alguien cuando solo sólo hablo conmigo mismo. Pero lo creo y, como lo creo, creo que aquello me escucha, me responde y me conforta. No estoy seguro de por dónde irá dicho cambio. Quizá lo podamos ver mejor con cierta perspectiva, con el paso de los años, cuando miremos hacia atrás. Quizá se vio también desde el pasado, en tiempo de los mayas . Quizá, también se pueda observar desde otros lugares, dimensiones... no sé. Quizá los dioses, o el único Dios, el may

14N: Anacronismo general

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¿Qué gobernantes de esos contra los que se ha hecho la huelga la han sufrido en sus carnes? ¿Qué políticos han llegado tarde al trabajo por culpa de los servicios mínimos de autobuses y Metro? ¿Qué gobernante ha tenido que cerrar su comercio por miedo a los piquetes? ¿A quién ha perjudicado realmente la huelga? Aún hay quien cree que la huelga perjudica a los gobernantes, porque hay mesías sindicalistas que creen que vivimos en la época feudal, y que los gobernantes pertenecen a un estamento superior opresor. O eso venden, que a lo mejor solo es una forma más, avispados, de apretarse el bolsillo, o de reírse de todos. Y es que aquí todo el que puede mira por lo suyo y se descojona, mientras los demás pagamos. Sí, ellos no van a pagar esta inútil huelga. La pagaremos los más pobres, hayamos hecho huelga o no. Sí, queridos huelguistas, hoy habéis jodido bien a quien menos lo merece: seguramente a vuestras propias  familias . ¿Os han engañado? Es excusable: Es fácil engañar al p

Matteo, el pequeño pianista

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Durante varios años he disfrutado y sigo disfrutando de agradables tardes de trabajo y música en el Auditorio Nacional, en Madrid. A lo largo de este tiempo he vivido momentos mágicos. El último tuvo lugar hace pocos días y fue realmente fantástico. Matteo Giuliani , un madrileño de 12 años , interpretó el Concierto para piano y orquesta nº 5 'Emperador' de Beethoven, junto a la Orquesta Filarmónica Excelentia y bajo la batuta de George Pehlivanian. Con esa edad, y después de solo cuatro años de estudio de piano, tiene mucho mérito ponerse delante de un piano a interpretar esta pieza, junto a músicos tan profesionales, en la sala más importante de nuestro país. Hay que apuntar que tuvo algún pequeñísimo error: nadie se lo tuvo en cuenta. Para mí esos fallos humanizaron a este pequeño dios naciente. Creo que todo el público asistente se marchó a casa fascinado por la maestría mostrada y por la feliz paradoja de este maravilloso intérprete que al despegar sus dedos del tecla

Igualdad degenerada

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"Todo el mundo quiere ser Cary Grant. Incluso yo quiero ser Cary Grant" (Cary Grant) En la película 'Atrapa a un ladrón' hay una escena en la que John Robie, 'El Gato' (Cary Grant) le pega un bofetón a una mujer después de que ésta le insulte y acuse falsamente de haber matado a su padre. La escena tiene lugar en el entierro, ante numerosos familiares y amigos del difunto. Ella no solo culpa de la muerte y deja en ridículo  a John Robie, sino que, además, miente con descaro. Tras propinarle el bofetón, nadie sale en defensa de la mujer, que queda fuera de plano. Hay tensión, pero nadie reacciona ostensiblemente ante la agresión; simplemente observan a John Robie, que abandona la escena tranquilamente . Reconozco que he sido el primero en sorprenderme. Hoy una escena así tendría una repercusión muy distinta en una película y también en nuestra realidad social. Está mal visto que una persona pegue a otra, pero está peor visto que un hombre pegue a una

Santiago, un patriota

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N o puedo dejar pasar este día sin hacer mi pequeño homenaje a Santiago Carrillo. Creo que todo lo que se pueda escribir para ensalzar su figura se queda corto. Difamado por unos, idolatrado por otros, no fue más que un hombre normal,  de la calle, responsable y patriota .  Sí, patriota, porque fue uno de los muchos hombres que creyeron en una España libre en los años 30; uno de los pocos hombres que dio la cara por España en el 36, cuando otros camaradas huían o se escondían en sus casas, cuando otros tantos hombres fueron seducidos por la Cruzada Fascistoide y Pseudo-religiosa; porque fue uno de los poquísimos hombres que dio la cara por la libertad cuando lo recomendable era besarle el culo a Franco. Porque sacrificó a su Partido Comunista por la unidad de España. Porque fue uno de los tres Hombres que se mantuvieron erguidos en el  Congreso en el día en que nuestra querida democracia podía haberse ido de vareta. Por todo esto y mucho más que ahora olvido o no sé, Sa

Sonrisas y falsedad

Nunca o rara vez he malgastado una sonrisa. Cuando no me sale, no me sale, y punto. Siempre me han sorprendido esos presentadores de televisión, esos actores de publicidad, esos políticos, y esa gente de la calle, o conocidos que te sonríen sin motivo. No debo de ser simpático, porque a mí no me sale con esa facilidad. Quizá de aquí vino mi fama de borde, de tipo serio... Inmerecida, injustísima. Simplemente no me sale, y no por eso dejo de ser un tipo alegre, o dejo de estar contento en un momento determinado. Y me gusta ser así. Con el tiempo he comprendido el problema. No hay problema. O el problema es de quienes no comprenden que por no sonreír uno no está a gusto, de quienes sonríen sin motivo, o por quedar bien, o por "poner buena cara". Por ser falsos, en definitiva. Lo entiendo si se trata de actores: es su trabajo. Pero me cansa la gente que hace de su vida una gran obra de teatro. Y también me cansa que me lo exijan: es el colmo del asunto. Yo sonrío poco, cuando

Examen de conciencia y re-presentación

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Hoy hace siete años del inicio de esta pequeña aventura personal que en un principio consistía en desnudarme, a mi manera. Esta tarde le he dado un manguerazo al blog (sin ser todavía consciente del feliz aniversario) y he aprovechado para hacer también un poco de limpieza interior, para observarme desde el futuro y para mirarme en el espejo del pasado. No he borrado ni he retocado nada (he volcado en este espacio otros textos que tenía en FB y que debería haber publicado aquí en su momento). Ya está todo en orden. He releído casi todo y he pensado y repensado mucho las cosas que escribí, sobre todo al principio, en 2005 y 2006. Me ha gustado lo que he visto: no ha cambiado mi forma de pensar, pero ahora soy menos borde. Hace siete años, un día como hoy,  me encontraba en un momento de cierta crisis profesional: mi trabajo de becario en la DG se acercaba a su fin, y no le veía ninguna salida a aquella experiencia que tan bien me habían pintado al comienzo. A duras penas me daba para

Cristiano, o deus!

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El fútbol puede ser muchas cosas diversas, a menudo contrapuestas. En esencia no es bueno ni malo. Se dice de todo, pero quien lo critica negativamente lo suele hacer mejor. ¿Por qué? Porque es más fácil destruir (obvio). Y porque fundamentalmente es un sentimiento , como lo son las creencias, los nacionalismos o cualquier otro asunto que brote de ahí abajo. No hay argumentos: o se quiere o no. ¿O sí los hay? Es un hecho que el fútbol está asociado a violencia y mucha estupidez . Pero el fútbol no es la causa, es sólo el escenario . La violencia y la estupidez lo son de las personas que no saben controlar sus impulsos. A mí el fútbol me enamora, me relaja, me da descanso y me enseña a ser mejor persona: por ejemplo, cuando veo lecciones de templanza y superación tan soberbias como la que dio Cristiano Ronaldo el pasado sábado. Para mí este tipo refleja todos los valores que los antiguos griegos asociaban a sus dioses, y eso me gusta, y me pone, y mucho. En la Grecia clásica se co